Nos hemos decidido a publicar este artículo, al ver la cantidad de perros, probablemente atópicos, que se rascan con ansiedad y desesperación en casa, siendo considerado por sus dueños como un comportamiento normal. El rascado en perros puede ser hasta cierto punto normal (si es algo ocasional y anecdótico), pero cuando es excesivo es imprescindible acudir al veterinario para abordar cuanto antes el problema.

Hoy hablaremos de una de las causas de prurito (picor) más frecuentes en la cínica diaria: La dermatitis atópica, que se puede definir, de manera muy simplificada, como una enfermedad cutánea inflamatoria y pruriginosa, condicionada genéticamente, con signos clínicos característicos y que se asocia a la presencia de IgE frente alérgenos ambientales.
Esta aparece por primera vez en perros normalmente menores de 3 años. El prurito es el signo principal, que puede manifestarse en forma de rascado o lamido en diferentes localizaciones (pabellón auricular, belfo, barbilla, zona periocular, zona ventral, axilar, parte distal de extremidades, interdigital....etc), pudiendo encontrar lesiones cutáneas secundarias o no. En ocasiones aparecen también otitis, conjuntivitis o infecciones secundarias de la piel que también deberán ser tratadas.

El protocolo diagnóstico se realiza por exclusión, descartando otras enfermedades pruriginosas y las alergias alimentarias. Tu veterinario te indicará el proceso a seguir, que aunque puede ser lento, es certero si se hace de manera correcta.

Aunque se trata de una enfermedad crónica e incurable, hoy en día existen variedad de tratamientos que ayudan a controlar la sintomatología tanto en los brotes agudos como a largo plazo.
Inicialmente los glucocorticoides se han usado de manera extendida por su rapidez de acción y buena eficacia. Sin embargo, presentan efectos adversos a largo plazo, que han llevado a la utilización de otros fármacos como el oclacitinib, lokivetmab y ciclosporina. Otros tratamientos coadyuvantes frecuentemente utilizados son la champuterapia y la administración de ácidos grasos en el alimento o en suplementos.

A corto y a medio plazo contamos con la inmunoterapia, conocida comúnmente como la vacuna de la alergia, que consiste en la inoculación progresiva de pequeñas diluciones de alérgenos a los que el animal es hipersensible para crear tolerancia. La inmunoterapia tiene eficacia variable, y su uso se recomienda especialmente en animales jóvenes.