Los rodenticidas o raticidas son unas sustancias químicas que se utilizan contra las plagas de roedores. Normalmente se utilizan en forma de cebos que se extienden por diferentes superficies, y al encontrarse en el suelo es frecuente que los animales puedan entrar en contacto con estas sustancias, llegando en algunos casos a ingerirlas.
El riesgo de ingerir estas sustancias se debe a que son anticoagulantes, inhiben la vitamina k, necesaria para sintetizar determinados factores de coagulación.
Es importante acudir al veterinario si se sospecha o si se tiene evidencias de que el animal ha entrado en contacto con estas sustancias porque los síntomas no aparecen hasta 2 o 5 días después, y si no se ha establecido un tratamiento adecuado, puede llevar a complicaciones graves e incluso la muerte del animal.

INTOXICACIONES POR ANTIINFLAMATORIOS NO ESTEROIDEOS (AINE)

Paracetamol:
La administración de fármacos de uso humano a las mascotas, como los AINE (paracetamol, ibuprofeno, aspirina, etc), es una práctica bastante habitual entre algunos propietarios que intentan aliviar el malestar de su animal. El problema es que la dosis utilizada para una persona es muy diferente a la que necesitan los perros y gatos, y la administración de estos fármacos supone un riesgo muy elevado que puede tener consecuencias fatales para el animal.
Una intoxicación bastante frecuente se debe a la administración de paracetamol, siendo los gatos especialmente sensible, por carecer de la enzima responsable del metabolismo del fármaco, lo que da lugar a metabolitos tóxicos que oxidan la hemoglobina y provocan la rotura o lisis de los eritrocitos. Esto provoca una anemia hemolítica, que puede llegar a ser muy grave si no se trata de forma adecuada. También puede producirse un fallo agudo de hígado y riñón, por ser los órganos donde se metaboliza y excreta el fármaco.
En estos casos es muy importante acudir al veterinario para administrar el antídoto necesario, acompañado del tratamiento de soporte adecuado, por el que puede ser necesario la hospitalización del animal, fluidoterapia, oxigenoterapia e incluso transfusión sanguínea, dependiendo de la gravedad del proceso. En los casos más graves, deberá permanecer vigilado durante las siguientes horas para monitorizar sus funciones vitales y tratar posibles complicaciones.
Por este motivo es muy importante que los propietarios no mediquen a sus mascotas sin las pautas adecuadas y siempre pidan consejo a su veterinario para evitar problemas graves. En la intoxicación por paracetamol, el perro también es susceptible de sufrir una intoxicación, pero el gato es especialmente sensible, siendo su dosis tóxica menor que en perro.

INTOXICACIÓN POR PIRETRINAS Y PIRETROIDES

Estas sustancias se utilizan como insecticidas y ectoparasitarios, siendo estos últimos comercializados en forma de pipetas, collares e incluso champús.
Algunos de estos productos están formulados exclusivamente para el perro o el gato por separado, debido a que la dosis tóxica es diferente en ambos y se debe respetar estrictamente la pauta establecida por el veterinario a la hora de desparasitar correctamente a nuestras mascotas. La permetrina tiene mayor grado de toxicidad en el gato que en el resto de mamíferos.
Las intoxicaciones se pueden producir por absorción a través de la piel (frecuentes en el uso de pipetas antiparasitarias de uso exclusivo para perros que se aplican en los gatos), por lamido del pelo (por ejemplo entre gatos del mismo hogar) o por ingestión accidental.
Si se ha aplicado por error alguna pipeta en otra especie distinta a la de destino o si se ha superado la dosis recomendada de algún antiparasitario, es importante acudir al veterinario para poder explorar al animal y evitar la absorción de dichos productos antes de que se produzcan efectos secundarios graves.
Estos efectos secundarios son: salivación, depresión, vómitos o diarreas. Puede darse una reacción alérgica al producto, llegando incluso a causar un shock anafiláctico.
Los signos clínicos tras una ingestión pueden aparecer entre 1-4 horas posteriores y se caracterizan por un cuadro nervioso con hiperexcitación, ataxia o incoordinación de movimientos, desorientación, convulsiones y aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, entre otros.
Es una urgencia clínica que debe atenderse lo antes posible. En el caso de absorción a través de la piel, es importante descontaminar al animal mediante lavados con agua tibia y abundante jabón, para eliminar todo el producto.
En otros casos en que el tóxico es ingerido el objetivo es disminuir la absorción del producto mediante la provocación del vómito (si ha pasado poco tiempo desde la ingesta) o por productos absorbentes como el carbón activo. Además puede ser necesario establecer un tratamiento de soporte e incluso hospitalización, dependiendo de la gravedad.