El término piometra se refiere al acúmulo de material purulento en la luz uterina.
Se trata de una enfermedad frecuente en perras, afectando al 25 % de perras no esterilizadas a la edad de 10 años. Las gatas enteras, aunque presentan una frecuencia menor, no están exentas de padecerla.
La piometra aparece de manera secundaria a una alteración en el endometrio (hiperplasia endometrial quística) debida a un aumento de progesterona endógena o exógena. Este ambiente alterado permite la colonización bacteriana en el útero de la hembra por parte de bacterias oportunistas que forman parte de la flora vaginal habitual.
Está infección, en un principio localizada puede convertirse en sistémica si no se trata a tiempo dando lugar a septicemia y endotoxemia que puede resultar fatal para nuestro animal.

Síntomas
Los síntomas son inespecíficos y pueden pasar desapercibidos en su fase inicial. Podemos encontrar apatía, anorexia, polidipsia /poliuria, pérdida de peso, diarreas, vómitos, fiebre y secreción sanguinolienta-purulenta vulvar en caso de piometras abiertas.

Diagnóstico
El diagnóstico puede llevarse a cabo mediante la historia clínica, exploración física, y pruebas complementarias (analíticas y pruebas de imagen).
Las analíticas, aunque no permiten confirmar la enfermedad, nos ayudan a detectar alteraciones en el estado ácido base, alteraciones leucocitarias o plaquetarias, grado de deshidratación y funcionalidad renal.
Aunque la radiografía nos pueda dar una imagen sugerente de piometra es la ecografía la que nos permitirá ver el útero dilatado, con un contenido anormal en su interior (piometra, hidrometra o mucometra). Además nos permitirá descartar complicaciones graves como puede ser una posible perforación y peritonitis.

Tratamiento
Aunque en animales de alto valor reproductivo, medicamente estables y piómetra abierta puede valorarse un tratamiento médico, este es a menudo ineficaz y con frecuentes recidivas. Por está razón el tratamiento de elección recomendado, pues es el que ha demostrado una mayor tasa de supervivencia, es el quirúrgico, consistente en ovariohisterectomía. El cual debe acompañarse de una estabilización previa y un tratamiento médico concomitante.

Pronóstico
La mayoría de las piometras, si no se tratan adecuadamente, terminan produciendo la muerte. En una minoría de animales pueden recuperarse debido a la regresión del cuerpo lúteo pero el cuadro tiende a recidivar en el siguiente diestro.
Tras el tratamiento quirúrgico el pronóstico es bueno, siempre y cuando se revierta el daño renal y sea posible el control médico del shock y la sepsis.
En cualquier caso, la mejor manera de prevenir, es realizar la esterilización temprana en toda hembra no destinada a fines reproductivos. En aquellas no esterilizadas, se recomienda control de los celos y ecografías de control para detectar cuanto antes la hiperplasia endometrial quística que precede a esta enfermedad.