En primer lugar, hay que cerciorarse de que efectivamente se trata de un gatito que se encuentra solo, ya que en muchas ocasiones la madre está por los alrededores y puede no querer acercarse de nuevo hasta que no se sienta segura. Por ello, se debe esperar unas horas hasta decidirse a recoger al gatito, siempre y cuando este se encuentre en un lugar seguro, alejado de carreteras u otros peligros.
Si efectivamente se trata de un gatito huérfano, es momento de cogerlo con sumo cuidado y llevarlo al veterinario para que le realice una primera exploración y determine su estado. Los cuidados del mismo variarán dependiendo de su edad:
• 0-1 SEMANAS: presentan los ojos y las orejas cerradas, por lo que ni ven ni escuchan. En estos primeros días es fundamental controlar su temperatura corporal, ya que son muy propensos a la hipotermia por no ser capaces de regular su propia temperatura. Así pues, se debe mantener una temperatura cálida las 24 horas del día.
En cuanto a la alimentación, no se les debe dar leche de vaca, sino leche maternizada específicamente preparada para gatitos, templada, nunca fría. La posición adecuada para evitar aspiraciones de la leche es horizontal, no se debe colocar al gato en vertical. La cantidad variará en función de la marca escogida y del peso del animal, siendo la frecuencia idónea de alimentación cada 2-3 horas (incluso por la noche). Se comercializan biberones con tetinas especialmente diseñadas para facilitar que mamen, aunque en caso de no disponer de un biberón, se puede optar por usar una jeringa.
Con esta edad tampoco son capaces de hacer sus necesidades de forma independiente, sino que es la madre, la que, mediante el lamido, los estimula. Es por ello por lo que después de la toma de leche hay que darles masajes circulares en la barriga, así como masajear la zona perineal con una gasa humedecida. Suelen orinar al poco tiempo de la estimulación, siendo algo más complicado que defequen. Lo ideal es que hagan caca dos veces al día, no pudiendo estar más de 48 horas sin defecar.
• 1-2 SEMANAS: los ojos y orejas se abren del día 8 al 15 aproximadamente, momento en que comienzan a explorar su entorno más cercano. Sin embargo, siguen sin poder controlar su propia temperatura, comer alimento sólido o hacer sus necesidades sin estimulación. Por ello hay que continuar con las mismas pautas explicadas en el apartado anterior.
• 2-3 SEMANAS: a los 21 días son capaces de regular su temperatura corporal y hacer sus necesidades solos. Sin embargo, esto no quiere decir que no tengan que estar en un ambiente cálido, sino que es más difícil que sufran hipotermia. No debemos olvidar que se trata de animales muy pequeños y que todavía requerirán de toda nuestra atención. Comienzan a orinar y defecar sin ayuda, pero es preferible seguir estimulándolos después de cada toma para asegurarnos de que orinan de forma frecuente y que realizan al menos dos deposiciones al día.
• 3-4 SEMANAS: se produce la erupción de los dientes de leche, por lo que se les podrá empezar a ofrecer alimentos sólidos, siempre de manera progresiva. Se puede comenzar con lata húmeda especialmente diseñada para gatitos de esta edad e ir retirando poco a poco la leche.
• 4-8 SEMANAS: se debe llevar a cabo la transición completa de la leche al alimento sólido. Al principio es mejor darles comida húmeda, ya que será más fácil para ellos y luego, ya con 5-6 semanas, pasar al pienso seco. Siempre hay que darles lata o pienso adecuados a su edad. A las 5 semanas usan el arenero de forma totalmente independiente, sin necesidad en muchos casos de indicarles nada, ya que son animales muy limpios.
Al mes y medio (6 semanas) se puede desparasitar interna y externamente para continuar posteriormente con la primovacunación.