La displasia de cadera es una de las patologías ortopédicas más frecuentes dentro del mundo canino. Se da con más frecuencia en razas de perro grande como son el Pastor Alemán, Labrador, San Bernardo, caracterizados por ser perros de crecimiento rápido. Es una enfermedad hereditaria, es decir, se transmite de padres a hijos. Sin embargo no es congénita, nacen sin la patología y según va creciendo empieza a mostrarla. Existen diferentes grados: leve, moderado, grave, muy grave... y el tratamiento dependerá de ello.

¿En qué consiste la displasia de cadera?

Consiste en una no congruencia entre la cabeza del fémur y el acetábulo de la cadera. Es decir, no articulan bien, quedan en una posicion anormal y por lo tanto se produce una subluxación/luxación del fémur. Esto genera unas superficies articulares anormales que con el paso del tiempo evoluciona a artritis (inflamación) y artrosis (degeneración).

¿Cuales son los factores predisponentes?

Es una enfermedad hereditaria y por lo tanto, si su ascendencia ha sufrido esta patología, el animal está predispuesto a desarrollarla en su vida. Además, presenta un carácter multigénico (existe más de un gen que predispone al desarrollo de esta patología). Este es un factor interno a controlar debido a que es recomendable que si su perro padece artrosis, este no se reproduzca evitando de esta forma transmitirlo a la descendencia.
El sobrepeso es un factor externo que contribuye mucho a su desarrolllo y por tanto a mayor ingesta calórica, mayor predisposición.

¿Como puedo saber si mi perro tiene displasia?

Existen algunos signos que nos pueden hacer sospechar. Entre elllos nos encontramos:

– Cojera de la extremidades posteriores
– Atrofia de los músculos
– Limitación de los movimientos: le cuesta subir y bajar escaleras, anda más lento, no se sube a los sitios a los que antes acostumbraba, le cuesta incorporarse...
– Dolor a la hora de explorarle la zona
– Corre con las extremidades posteriores juntas, como un conejo.

Hay que hacer una distinción entre animal joven y adulto. Los jóvenes generalmente suelen ser asintomáticos y no muestran dolor, y por lo tanto resulta más complicado su diagnóstico. Los animales adultos sin embargo suelen mostrar más dolor y limitaciones al movimiento.

En cualquier caso, ante la sospecha de una displasia de cadera debe acudir al veterinario donde se le realizará una radiografía que es el principal método de diagnóstico de esta enfermedad, así como diferentes métodos de exploración que le permitirá poner en evidencia esta patología.

¿Que tipos de tratamiento existen?

Existen dos tipos de tratamiento, el médico y el quirúrgico, dependiendo del grado de severidad de esta.

Tratamiento médico

El tratamiento médico está basado en:

– Condroprotectores
– Antiinflamatorios para paliar el dolor
– Una buena alimentación: baja ingesta calórica para evitar el sobrepeso
– Ejercicio moderado y controlado
– Plan de fisioterapia: la fisioterapia permite un manejo del dolor y la restauración de su vida cotidiana, acelerando la recuperación. Son diversas las técnicas a utilizar: acupuntura, hidroterapia, laseroterapia, electroterapia, el uso de ultrasonidos, termoterapia...

Tratamiento quirúrgico

El tratamiento quirúrgico está indicado en aquellos pacientes con una displasia de cadera severa que le impida realizar una vida normal y genere dolor. Existen diferentes tipos de técnicas, todas ellas encaminadas a estabilizar la articulación y mejorar su posicionamiento.

Cobra mucha importancia realizar un buen postoperatorio, con reposo y las indicaciones del cirujano, para favorecer la recuperación de su perro.

¿Cuál es el pronóstico de esta enfermedad?

El pronóstico de la displasia de cadera es favorable si se realiza un buen seguimiento del programa instaurado por su veterinario.

El diagnóstico precoz y la instauración de un buen tratamiento son fundamentales.