Hoy hablaremos de la ecografía, una prueba diagnóstica que se ha generalizado en la práctica veterinaria habitual por las importantes ventajas que presenta.

Esta técnica se basa en la transformación de una onda eléctrica en una acústica, fenómeno que se conoce como transducción. El sonido atraviesa las diferentes estructuras del organismo y es devuelto de nuevo hacia el transductor o sonda. La velocidad del sonido no es la misma al atravesar las diferentes estructuras del organismo (grasa, músculo, hueso, hígado, bazo…) por lo que el ecógrafo calcula tanto el tiempo que tarda el eco en volver, como su intensidad, estableciendo una luminosidad determinada en la pantalla. Los puntos de luz generados por todos los ecos forman la imagen que se verá en el monitor. Cada tejido tiene una ecogenicidad característica definida por una escala de grises, lo que permitirá diferenciar las distintas estructuras, así como detectar cambios sugerentes de patogenicidad.

En relación a los fundamentos físicos de la técnica, se pone de manifiesto una de sus ventajas, que no emite radiación, a diferencia por ejemplo de la radiografía o el TAC. Además, se trata de una prueba rápida y no invasiva, requiriéndose simplemente el rasurado de la zona y la aplicación de gel para ultrasonidos. Excepto en animales con gran dolor o muy nerviosos, no es necesaria su sedación, ya que no deben permanecer totalmente inmóviles. Dado que las imágenes son en movimiento, permite la valoración funcional de los órganos, a diferencia por ejemplo de la radiografía, en la que se obtiene una imagen estática.

Como cualquier otra prueba diagnóstica, debe ser llevada a cabo cuando realmente sea necesaria, siendo numerosas las indicaciones de la ecografía. A continuación, pasamos a detallar algunas de las muchas existentes:

Problemas gastrointestinales: se valorará el peristaltismo intestinal, así como el interior de las asas y del estómago. Se podrá detectar el engrosamiento de la pared, así como la presencia de gas o líquido en su interior. Con esta técnica se pueden visualizar cuerpos extraños, cuya ingestión es bastante frecuente. Hay que puntualizar que materiales como la tela o el plástico son difícilmente detectados en la radiografía convencional.

Otros problemas de la cavidad abdominal: por medio de la utilización de la ecografía se puede valorar el parénquima de los órganos sólidos del organismo (hígado y vías biliares, riñón, bazo, ganglios linfáticos…) y en función de su ecogenicidad detectar la presencia de alteraciones.

Criptorquidia y problemas prostáticos: en aquellos animales en los que no se produce el descenso de uno de los testículos, será necesario llevar a cabo su castración para evitar la tumoración del mismo. La ecografía permitirá su localización para determinar el abordaje a llevar a cabo, inguinal o abdominal. En cuanto a la próstata, se puede producir su aumento de tamaño o la aparición de tumores en machos enteros, siendo la ecografía la prueba de elección para su valoración.

Gestación: permitirá establecer el diagnóstico de gestación de forma temprana, así como realizar una estimación de la fecha del parto. Conforme avanza la gestación, se podrán visualizar las estructuras internas del feto, pudiéndose detectar signos de sufrimiento fetal. Para determinar el número de fetos, sin embargo, la radiografía es la técnica de elección. Tras el parto, habrá que controlar la buena involución de las estructuras reproductoras para evitar problemas posteriores. En el caso de hembras sin esterilizar, permitirá la rápida detección de problemas uterinos como piómetra o mucómetra.

Cálculos urinarios: problema relativamente frecuente en los animales de compañía. Se visualizan muy bien con esta técnica, dado que, dependiendo del material por el que estén compuestos, no siempre se verán en radiografía.

Alteraciones analíticas: relativas, por ejemplo, a los parámetros renales o hepáticos.

• Guía para la toma de muestras líquidas como orina, bilis, líquido libre abdominal, efusión pleural o pericárdica, quistes renales o hepáticos… En el caso concreto de la orina, evita la posible contaminación de la muestra que puede tener lugar si se recoge directamente cuando el perro micciona. Es fundamental recogerla de este modo en el caso de que se vaya a realizar cultivo de la misma.

• Realización de citología de órganos sólidos como bazo, hígado, ganglios linfáticos… El estudio de la celularidad de los mismos permite establecer el diagnóstico de un gran número de enfermedades.

Además, existen diferentes modos ecográficos que hacen que la lista de posibilidades diagnósticas aumente con creces. Cabe destacar el modo Doppler color, que permite la visualización del flujo sanguíneo en los vasos, lo que es realmente útil por ejemplo en el caso de la presencia de masas con neovascularización (lo que es sugerente de malignidad), la interrupción del flujo sanguíneo por trombos o la existencia de alteraciones congénitas vasculares como el shunt portosistémico en el hígado. Por último, habría que mencionar el modo M empleado en ecocardiografía y el modo A en oftalmología, que merecerían un desarrollo extenso de los mismos.

En conclusión, la ecografía es una técnica diagnóstica realmente útil en una gran variedad de ocasiones que cada vez está cobrando más fuerza, ya que, realizada por un veterinario experto, puede ser de gran ayuda para llegar a un diagnóstico correcto.