Hoy hablamos de una patología muy frecuente en clínica veterinaria, y aun así, desconocida para muchos: Los problemas de sacos anales.

Los sacos anales son dos estructuras saculares, de origen glandular, que se sitúan a ambos lados del ano, desembocando ahí su contenido a través de un pequeño conducto.

En ocasiones estos sacos pueden impactarse, formando un contenido denso, que no sale correctamente al exterior. Consecuentemente se inflaman y aumentan su tamaño, pudiendo infectarse, abcesarse y abrirse a través de la piel formando fístulas. Son procesos muy dolorosos para el animal, que tratará de rascarse el ano con el suelo, lamerse o chuparse y que tendrá dolor y dificultades a la hora de defecar. A veces pueden tener signos sitémicos mas importantes como fiebre, letargia o anorexia.

Las cuasas de la aparición del problema son varias, como por ejemplo pudieran ser: La incapacidad para vaciarlas, obstrucciones, infecciones, menor tono muscular en animales obesos, falta de consistencia de las heces, y en algunos casos, se piensa que hay factores inmunomediados./p>

El diagnóstico, normalmente es directo por sintomatología y exploración, aunque debe diferenciarse de otras patologías similares como pueden ser los tumores perianales, mordeduras, fístulas perianales inmunomediadas o lesiones traumáticas.

En el caso de la impactación se realiza vaciado manual. A veces es necesaria una sedación debido al dolor que produce en el animal. Si hay formación de abceso debe realizarse drenaje y limpieza de la zona y tratamiento médico antibiótico y antiinflamatorio. El collar isabelino es imprescindible para evitar el lamido de la herida.

En casos recurrentes, se recomienda realizar la extirpación quirúrgica del saco anal.