Puede ser que en alguna de tus visitas al veterinario, se te haya planteado la necesidad de sedar o anestesiar a tu mascota, pero ¿sabemos realmente cuál es la diferencia entre ambas técnicas? ¿conocemos su utilidad y las ventajas que nos aportan? Esperamos que con este post se aclaren todas tus dudas.
La sedación y la anestesia son dos técnicas distintas, pero que en ocasiones pueden ser complementarias. Su principal objetivo es aliviar el estrés y el dolor que determinados procedimientos veterinarios puedan causar a nuestras mascotas.
Entre estos procedimientos, pueden incluirse casi cualquier tipo de prueba o manipulación, desde la extracción de sangre y la realización de radiografías o ecografías, hasta procedimientos quirúrgicos de carácter más invasivo. Algunos de ellos necesitarán de sedación y anestesia de manera inequívoca, ya que producen dolor y este debe aliviarse siempre. Sin embargo, en aquellos procedimientos menores que no suponen un sufrimiento físico, como la realización de una radiografía, la utilización de estas técnicas será necesaria según el estado del animal: si le produce gran estrés y ansiedad, debemos hacer uso de ellas. Es por ello, que cada caso deberá abordarse de manera personalizada.
Una vez aclarado cual es el objetivo de ambas técnicas, vamos a adentrarnos en las diferencias entre ellas.
La sedación se utiliza para la realización de procedimientos cortos y poco invasivos, como puede ser la extracción de sangre o espigas, la realización de radiografías, suturar heridas etc. Consiste en la administración de uno o varios fármacos a través de una inyección intramuscular, notándose sus efectos a los 10-30 minutos aproximadamente. Estos fármacos producen una pérdida variable de la consciencia del animal, dejándole en un estado similar al del sueño, es decir, dormido y relajado. En este estado, el paciente mantiene los reflejos, respira por sí mismo y puede realizar alguna respuesta de manera consciente.
Los fármacos usados en la sedación son varios, incluyendo normalmente un sedante y un analgésico. Su combinación nos permite sumar efectos y reducir las dosis empleadas, haciendo el proceso más seguro. Es interesante saber que la mayoría de los fármacos sedantes pueden “revertirse”, es decir, una vez finalizado el procedimiento, podemos acabar con el efecto de la sedación si así lo deseamos.
La anestesia es una técnica más compleja que se utiliza en procedimientos más largos e invasivos, como las cirugías. Se caracteriza y diferencia de la sedación, en que el animal se sume en un estado conocido técnicamente como “hipnosis”, en el cual no está consciente y, por tanto, no es capaz de percibir el estrés físico o mental. También se caracteriza por un estado de amnesia, relajación muscular y pérdida de los reflejos, que impide a nuestra mascota responder antes estímulos físicos.
La anestesia se inicia siempre con una valoración previa del animal que incluye la realización de pruebas complementarias (como una analítica general, un electrocardiograma y una radiografía torácica) que nos permiten conocer el estado de salud general de la mascota. La detección de ciertas patologías nos permite prevenir sus efectos durante la cirugía, haciendo la anestesia mucho más segura.
Tras esta valoración inicial se puede proceder a anestesiar al animal, para lo cual se usarán distintos fármacos cuya combinación también permite reducir las dosis empleadas. Una vez terminado el procedimiento, el cese en la administración de fármacos anestésicos permitirá que el animal se vaya despertando, siendo la anestesia un proceso reversible. En todo momento, las constantes vitales de la mascota estarán monitorizadas, asegurando que su salud no se vea comprometida.
Pese a todas sus ventajas, es normal que nos planteemos los posibles riesgos que puedan entrañar ambas técnicas. Estos riesgos están relacionados principalmente con la depresión del sistema nervioso central y el sistema cardiorrespiratorio que producen los fármacos empleados. Hoy en día, estos riesgos están minimizados a través de las pruebas previas que se realizan a los pacientes, la combinación de fármacos que permite reducir las dosis empleadas, la monitorización constante del animal y la experiencia y conocimientos de los especialistas.
Actualmente la sedación y la anestesia son técnicas necesarias y seguras que se realizan de manera rutinaria en medicina veterinaria. Aun así, es normal tener dudas y miedos al respecto, por lo tanto, no dudes en preguntar a tu veterinario.